...Y una vez más me dirijo a esa habitación, una que desde hace tiempo he anhelado no volver a pisar. Una gota de sudor cae desde mi frente y una pequeña lágrima recorre mi mejilla, y allí parada me quedo, contemplando el cuarto desde la puerta. Inspecciono en silencio mi alrededor y observo cautelosa la ventana; no se cola ni un rayo de luz, sigilosa me dirijo a su interior, tanto silencio es ensordecedor. Vuelvo desde adentro a observar el cuarto; es de un verde pálido sin vida, hay 3 camas, las 3 con sabanas idénticas todas lisas sin una arruga. Un suspiro de alegría se me escapa cuando noto que mi querido radio sigue allí; intacto encima de una de las camas, la cama en donde duermo, que es la más incomoda; es una lámina de madera recubierta como con 4cm de una especie de goma espuma con una sabana encima, poso mi maleta en el piso y mi morral en la cama, allí me siento y una vez más observo el cuarto, que todavía me causa pavor, levanto cuidadosamente la mirada y ¡¡¡Uuuffff!!! que alivio, la puerta del baño está cerrada, pues la sombra del interior del baño me da mucho miedo y cuando la puerta está cerrada ese miedo desaparece. Me recuesto un rato y analizo todo lo que pude haber hecho si no estuviese aquí, y como siempre me quejo de estar en casa de mi abuela; no tengo nada en contra de ella es solo que no hay lugar como el hogar... en fin, lloro un rato, me levanto de la cama y me dirijo hacia la peinadora, me veo un rato largo en el espejo preguntándome ¿qué hice mal? , volteo la mirada un tanto hacia la derecha y allí está; una foto de mi madre en blanco y negro en pleno apogeo de juventud, logra sacarme una sonrisa tierna, empiezo a acomodar mis cosas y ¡¡¡¡MALDICIÓN!!!!, algo se me quedó en mi casa, me molesto un poco, luego escondo el poco dinero que tengo y acomodo mis libros escuchando TooL.

Serán unos meses muy largos pero me tengo que adaptar...